Una delegación de funcionarios del distrito de San Miguel participó como observadores del operativo que llevaron adelante las fuerza de seguridad de Río de Janeiro en el Complejo do Cajú (13 favelas con 16.000 habitantes) y Barreira do Vasco (tres favelas, 6.000 habitantes), que desde hace décadas estaban en manos de narcotraficantes. El Jefe de Gabinete Alfonso Coll Areco y el Secretario de Seguridad Max Perkins, fueron invitados por el titular e ideólogo del plan, José María Beltrame, quien hace una semana estuvo en Buenos Aires.
El operativo en esas dos barriadas del norte de Río de Janeiro -en la zona portuaria y junto a la autopista que conduce al aeropuerto- se inició a las 5.30 y a las 10 los ocupantes izaron las banderas de Brasil y del estado Río de Janeiro, como señal de que el lugar estaba bajo su control.
Hasta poco después del mediodía no se habían reportado incidentes, informaron las agencias de noticias ANSA y EFE.
El objetivo de la operación era instalar una Unidad de la Policía Pacificadora (UPP) similar a las 30 que el gobierno carioca desplegó en los últimos años en otras tantas favelas, con apoyo de las autoridades federales, con el fin de contener la violencia generada por el narcotráfico.
Esa ofensiva forma parte de la política que el gobierno de Río de Janeiro lleva adelante con el objeto de pacificar la ciudad que este año será sede de la Copa Confederaciones de fútbol y la Jornada Mundial de la Juventud, para la que se espera la presencia del próximo papa y la asistencia de más de dos millones de personas.
La experiencia fue relatada en el seminario que se desarrolló el viernes 22 de febrero en la ciudad de Mar del Plata organizado por el municipio de San Miguel y la fundación Acordar.
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