Desde el comienzo de su pontificado, a muchos observadores llamó la atención el hecho de que Jorge Bergoglio aludiera con frecuencia al diablo en sus mensajes. En la homilía de esta mañana en Santa Marta, el Papa volvió a referirse a este tema, subrayando la diferencia entre la "luz tranquila" de Jesús, que habla a los corazones, y la luz del mundo, "artificial", que vuelve soberbios y orgullosos a los hombres.
La identidad cristiana es "una identidad de las luces y no de las tinieblas", dijo Francisco. Jesús vino a salvar al mundo del pecado: "Su luz nos salva de las tinieblas", agregó. Pero hoy, algunos piensan que se puede tener la luz "con tantas cosas científicas y tantas cosas de la humanidad", advirtió.
"Se puede conocer todo, se puede tener ciencia sobre todo y esta luz sobre las cosas. Pero la luz de Jesús es algo diferente –explicó el Papa. No es una luz de la ignorancia, ¡no! Es una luz de juicio y sabiduría, distinta a las luces del mundo. La luz que ofrece el mundo es una luz artificial, quizá fuerte –aunque más fuerte es la de Jesús, ¡eh!- quizá como un fuego de artificio, como un flash de fotografía. En cambio, la luz de Jesús es una luz suave, tranquila, es una luz de paz, es como la luz de la noche de Navidad: sin pretensiones; es una luz que da paz".
Sin embargo, advirtió, "es verdad que el diablo muchas veces viene disfrazado de ángel de luz: a él le gusta imitar a Jesús y hacerse el bueno, hablarnos tranquilamente, como le habló a Jesús en el desierto". Es por eso, señaló, "que debemos pedir al Señor la sabiduría del discernimiento para distinguir cuándo es Jesús el que nos da la luz y cuando es el mismo demonio, disfrazado de ángel de luz".
"¡Cuántos creen vivir en la luz y están en las tinieblas pero no se dan cuenta! –siguió diciendo el Papa. La luz de Jesús podemos conocerla porque es una luz humilde, no es una luz que se impone. Es benévola, con la fortaleza de la bondad. Si en nuestra luz interior somos hombres benévolos, sentimos la voz de Jesús en el corazón y miramos sin miedo a la cruz: esa es la luz de Jesús".
Pero si en cambio la luz te vuelve "orgulloso", si es una luz "que te lleva a mirar a los otros desde arriba", a despreciarlos, "a la soberbia, ésa no es la luz de Jesús, es la luz del diablo, disfrazado de Jesús, de ángel de luz", advirtió. "Donde está Jesús, hay humildad, bondad y amor", dijo el Papa a modo de criterio para distinguir la luz verdadera de la falsa.
Finalmente, agregó: "Jesús no necesita de un ejército para echar a los demonios, no necesita soberbia, fuerza ni orgullo. ¿Qué palabra es la que manda con autoridad y poder a los espíritus impuros y éstos se van? Es una palabra humilde, benévola, de mucho amor; es una palabra que nos acompaña en los momentos de cruz. Pidamos al Señor que nos dé la gracia de su luz y que nos enseñe a distinguir cuándo la luz es de Él y cuando es una luz artificial, hecha por el enemigo, para engañarnos".
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