El gremio metalúrgico pedirá una suma de fin de año para compensar el aumento de la inflación anual. Desde la CTA oficialista de Hugo Yasky exigen que se exceptúe el aguinaldo de ganancias.
Como todos los años, los sindicatos de mayor envergadura preparan las negociaciones para el pago de un bono de fin de año, que permita expandir el consumo durante las fiestas. Representantes de la Unión Obrero Metalúrgica (UOM), que conduce el líder de la CGT alineada con el gobierno nacional, Antonio Caló, ya confirmaron que exigirán un plus de 3000 pesos, aunque advirtieron que el pedido se realizará por empresa y no para toda la actividad.
"Hay empresas que están en condiciones de afrontar un bono porque están produciendo de manera normal, otras podrán pagar la mitad y las más afectadas por el parate económico seguramente no podrán dar nada", afirmaron voceros de la UOM al diario El Cronista, quienes plantearon que en las firmas más afectadas por la recesión y la caída de la demanda desde Brasil y local la máxima prioridad es evitar los despidos.
La estrategia gremial fue decidida el jueves pasado en una reunión con el secretariado nacional de los metalúrgicos. La entidad de Caló se sumó así al pelotón de organizaciones que ya anunciaron el pago de un bono a través de sus interlocutores, como los dirigentes de la CGT y CTA opositoras,Hugo Moyano y Pablo Micheli. Incluso, esta posición también la defendió el jefe de CTA aliada al oficialismo, Hugo Yasky.
Si bien el reclamo de un plus para las fiestas se convirtió en una tradición durante el kirchnerismo, este año el pedido llega como un paliativo salarial antes que un refuerzo, luego de que los incrementos paritarios quedaron por debajo de la inflación y el Gobierno no actualizó el piso no imponible.
"En 10 años es la primera vez que, efectivamente, los salarios van a quedar por debajo de la inflación", sostuvo el kirchnerista Yasky, en discordancia con las posturas del oficialismo y calculó en alrededor de 5 puntos la pérdida del poder de compra de los sueldos. El cuadro empujó al gremialista a exigirle al Ejecutivo nacional que pague a los trabajadores estatales una cifra extra de fin de año y exceptúe el medio aguinaldo del impuesto a las Ganancias.
Sin embargo, la unidad y presión de los empleados públicos se convertirá en un factor crucial para el que el bono se convierta en realidad. El jefe de Gabinete, Jorge Capitanich, ya advirtió el jueves pasado que el Gobierno "no promueve ni propiciará ningún tipo de medida (salarial) de carácter excepcional" como las que demandan los gremios, ya que, sostuvo, con las paritarias de este año "se han logrado resultados satisfactorios".
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