La mitología de muchos pueblos nos habla del sutil “juego” de las divinidades de “crear y destruir”, de digitar la vida de los hombres cual títeres del drama cósmico.
Sabido es por todos que Elisa Carrió posee línea directa con el SUPREMO HACEDOR, tal es su confianza con el Altísimo, que en ocasiones parece trepar al Olimpo de su propio cristalino criterio y flagelar con durísimas opiniones a sus semejantes, a los que, supuestamente debería servir.
Crear y destruir, romper, retirarse, dinamitar…La culpa es de los demás, ejemplos: se fue de la UCR, del ARI, del FAP, de la coalición cívica y hace horas de UNEN…
La insatisfecha diputada marcha hacia el PRO, motosierra en mano, ¿La depredación llegará al seno mismo de Macri?
Voz de oráculo, relatos de profecías bíblicas, guiños de ojos programados a la cámara en sus reportajes televisivos y una obstinación en mostrarse la “única” honesta y auténtica; nos hacen pensar en una posible alteración de sus facultades psíquicas.
En la elección anterior enfrento al PRO con durísimas críticas de corrupción a Mauricio Macri, el mismo al que ahora desea ungir como presidente de la nación.
Parece que el amarillo PRO puede entrar en alerta roja ante el desembarco de Elisa.
En el espejo de los demás vemos un reflejo de lo que “queremos ver” o una proyección de falencias propias que empañan una transparente mirada.
La saga continúa, preparémonos para ver TERMINATOR contra los AMARILLOS…
Máximo Luppino.
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