Cuando una bala calla a un denunciante, la democracia peligra; y si esa víctima muerta es un fiscal de la Nación, la republica se estremece de dolor. Donde las armas pretenden silenciar las opiniones, la sociedad es lastimada en su conjunto. Más allá de quién apretó el gatillo, la infamia mató a Nisman. La muerte de Alberto Nisman encierra un tenebroso mensaje para la gente, intenta sembrar miedo y angustia para así paralizar las iniciativas ciudadanas. Pensamos que la mayoría de las personas creen que Nisman fue asesinado. Un fiscal de la Nación silenciado ¿Qué le queda a los ciudadanos “de a pié”?... Ese es el lúgubre mensaje. Los pueblos trazan su derrotero hacia la libertad con trabajo y abnegación, sin lugar a dudas nuestra sociedad rechaza profundamente a los que MATAN para imponer sus intereses. Pretender realizar “acuerdos” con fundamentalistas homicidas significa dar la espalda a los valores de la argentinidad. Faltó un pésame presidencial para la familia de Nisman, establecer por lo menos un día de duelo nacional, las lamentables ausencias de sentido común dejan un aire enrarecido de venganza y dolor. No compremos conflictos ajenos a nuestro sentir, en nuestra patria conviven en paz muchas diversas culturas, entre ellas la musulmana y la judía. Jamás renunciemos al honor de ser una tierra de paz. ¡Justicia para Alberto Nisman! ¡Justicia para TODOS los habitantes de nuestra sagrada patria argentina!
Máximo Luppino
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