La tarde se presentó
gris, nostálgica, casi triste de no ser por la esperanza de la gente que
marchaba convencida por su propio clamor.
La lluvia cayó copiosa
y bella, cual bendición de los cielos. La gente no se detuvo, continuó la
marcha con la purificación del agua límpida y redentora. La Nación sonreía.
Los multicolores
paraguas cubrían rostros angustiados, dolidos mientras NISMAN se convertía en
bandera, en insignia que representa la injusticia que no se desea soportar más.
Por favor, BASTA de: “ELLOS
y NOSOTROS”... TODOS ARGENTINOS, TODOS HERMANOS.
El silencio habló con
su sonido de conciencia despierta, con su mirada paciente ante el tiempo que se
aproxima.
La sangre inocente de NISMAN
representó el dolor de millares de víctimas de la inseguridad reinante. La
gente y los fiscales le brindaron a Alberto Nisman el homenaje que el Poder
Ejecutivo Nacional le negó.
Una movilización
cuantiosa sin “chori” ni “tetra”, ni “planes” ni odios, caminó por los ideales
de una Argentina unida y fraternal. NISMAN fue la consigna, la excusa, el símbolo,
un hombre que se convirtió en un ícono de la democracia.
Lluvia, silencio e
indignación por tanta prepotencia de unos pocos.
¡GRACIAS, ALBERTO
NISMAN¡
Máximo Luppino
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