El intendente quiere al líder de Pro como "ordenador" de la oposición
Posse, intendente de San Isidro, continúa con las señales de acercamiento a Macri.
Foto: Archivo / Silvana Colombo / LA NACION
"Supuestamente, a esta altura, Massa iba a sumar a 70 intendentes bonaerenses, 140 en todo el país y seis gobernadores. Al final, no se quedó ni el gobernador de Río Negro." El que habla podría ser uno de los tantos kirchneristas que ponen en duda la fortaleza del armado que lidera el diputado Sergio Massa . El problema para el tigrense es que el autor de la frase es Gustavo Posse, intendente de San Isidro y, al menos en los papeles, uno de los candidatos del Frente Renovador a la gobernación bonaerense.
Sólo en los papeles: Posse prefiere al jefe de gobierno porteño, Mauricio Macri, liderando su boleta y como referente de una interna nacional que en las PASO agrupe a macristas, radicales, massistas y vecinalistas. El sanisidrense tiene ADN de cada uno de esos espacios, lo que lo convertiría en el postulante natural para la provincia. Posse se vuelca por Macri con diplomacia, pero con argumentos que arañan cada llaga del massismo.
"Hoy tiene que haber un ordenador en la oposición, un ordenador que fije un método, una lógica. Para nosotros, esa lógica es la gestión, y bueno, Macri está completando dos buenas gestiones en el principal distrito del país. Massa no llegó a dos períodos en el municipio de Tigre, porque en el primero se fue para ser jefe de Gabinete de Cristina Kirchner y en el segundo, al Congreso", dice Posse a LA NACION. Hay ácido en cada línea de la frase.
El razonamiento del intendente se basa en que, con una oposición fragmentada, el kirchnerismo, aunque golpeado por la muerte del fiscal federal Alberto Nisman, mantiene chances ciertas de pelear la presidencia. Y más aún la gobernación bonaerense, donde no hay ballottage y el ganador sólo necesita sacar un voto más que sus rivales.
"Ahora más que nunca tenemos que unir esfuerzos y necesitamos un ordenador. Insisto, nuestra identidad es la gestión y nadie puede negar que en la Capital Federal hubo un antes y un después con la gestión de Macri. En San Isidro, también", continúa. ¿Y en Tigre? "Ubieto [Ricardo, el fallecido ex intendente] construyó el municipio. Lo que hizo Massa fue bueno: junto a [el publicista Ernesto] Savaglio construyó la marca Tigre", contesta. Pausado, glacial.
Posse dice eso y al mismo tiempo niega haber abandonado el Frente Renovador. Tampoco se siente obligado a blanquear su pase a Pro. "Todo lo que digo es también una autocrítica. Pero yo no debo elegir [entre Macri o Massa] porque sería ir en contra de lo que estoy planteando: que debemos unirnos en un gran acuerdo opositor", sostiene.
Aunque lo niegue, su posición no se explica sólo porque Posse se sienta el mejor exponente bonaerense de un acuerdo que una a macristas, radicales y massistas. También hay despecho y hartazgo hacia el líder del Frente Renovador.
Despecho porque el ingreso del diputado Francisco de Narváez al massismo fraccionó aún más las chances de cada candidato renovador de llegar a la gobernación, sin contar la sombra cada vez más difusa, pero aún presente, de la llegada del intendente de Lomas de Zamora, Martín Insaurralde.
Hartazgo por las críticas que en San Isidro recibe de la concejal Marcela Durrieu, suegra de Massa. Críticas que en algunos casos llegaron hasta los tribunales.
Si Massa no muestra preocupación por las advertencias de Posse es porque cree que el intendente podría perder San Isidro si lo enfrenta. El desmarque de Posse podría estar basado en la convicción contraria. Por ahora, en los papeles, ni uno se fue ni el otro lo acompañó hasta la puerta.
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