Invitaron a Daniel Scioli a un almuerzo de caníbales y el gobernador parece ser el plato principal. Políticamente hablando, el Kirschnerismo instauró la década más apetitosamente antropófaga por excelencia en la historia de la Nación.
Ciertos jefes marchan “victoriosos” sobre los cadáveres mutilados de sus más leales soldados; mientras, sonríen indiferentes a los dolores circundantes planeando sus próximas batallas.
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Parece ser el caso de la presidente que está ya anclada en el “operativo retorno”, aún sin haber finalizado su mandato. Ya es la oposición del próximo gobierno que aún no vio la luz de su propio nacimiento.
Los mandatarios suelen elegir a sus competidores y eventuales opositores, hasta alimentan a sus rivales con las vísceras agonizante de sus colaboradores.
La política va desde la santidad del Mahatma Gandhi hasta la negra criminalidad de Adolf Hitler, con todas las gamas de colores intermedios que representan el amanecer de la espiritualidad o la cerrada noche del fanatismo criminal.
Las fuerzas oficialistas siguen adornando el altar del templo de Cristina. Mientras, juega a la pirinola con los sus probables candidatos, esto no hace otra cosa que fortalecer a los opositores.
El ciclo que viene y que se está gestando en el seno de una sociedad que elige la esperanza antes que el resentimiento. Va a proyectar a la ARGENTINA al concierto de naciones que desean progresar con firme estabilidad económica y paz social.
Apostamos a lo bueno que sueña y construye imágenes cristalinas en el corazón de la mayoría de los habitantes de nuestro suelo.
Máximo Luppino
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