La prioridad está perdida en el laberinto de los prejuicios. El sentido común prolongó sus vacaciones. Mientras, el humanismo fue empujado al barranco de la indiferencia por la prepotencia purista de algunos pseudo-iluminados.
Nos enteramos por el programa radial de “Baby” Etchecopar que a una señora vendedora de “tortillas” en nuestro querido San Miguel, inspectores municipales le secuestraron su “carrito” de trabajo y le confiscaron ...5 tortillas… Sí, leyó bien, le confiscaron 5 tortillas…
Ignoramos las “razones” jurídicas de tan drástica y firme ejecución. El de las 5 tortillas, sabemos que engordan, que son tentadoramente saladas; también tenemos presente que es un alimento POPULAR. Vemos a los laburantes bajar del colectivo y a la carrerita llevar una tortilla para saborearla con mate. Nos preguntamos: ¿Cuál es el fundamento del decomiso de las humeantes y calentitas tortillas? ¿Será el colesterol, o sólo torpeza prepotente?...
¡Dejen trabajar a la gente, que los pobres no les den urticaria! Son los más humildes la razón fundamental de la acción política.
No se molesta a la gente que emprende y que honradamente lleva el pan a su casa, y si “algo” no está en regla, se debe colaborar para encuadrar la situación mientras la gente puede seguir trabajando para tener el sustento en su mesa.
Le pedimos por favor que revean sus intolerantes procederes. De ser necesario le suplicamos indulgencia a ustedes caballeros feudales de un reino en decrepitud. Desciendan de vez en vez de sus alados equinos blancos para mezclarse de verdad con el pueblo que los mantiene.
Nosotros, también haremos un esfuerzo para acercar posturas en pos de un diálogo constructivo y fecundo. Por ejemplo, prometemos no investigar más ¿Qué sucedió con las 5 tortillas santiagueñas decomisadas?, que la señora vendedora amasó con esmero para poder venderlas.
Una sociedad de “poderosos” es una sociedad caníbal, creemos en la Comunidad Organizada y en el progreso de los más carenciados.
Máximo Luppino
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