Por Alfredo Sayus
Uno de los versos del tango “Cambalache” del genial Discepolín, decía “… los inmorales nos han igualado…” y lo planteaba en un siglo XX que él ya vislumbraba como dramático y con una pérdida de valores escandalosa.
En este siglo XXI no creo que haya tantos inmorales como honestos, pero los que están dan vergüenza. El caso Xipolitaquis es uno de ellos (no ahondaré en detalles porque la andanada mediática ya se encargó de hacerlo), también lo es el caso Boudou y tantos otros menos renombrados de la política, el funcionariado y de los ciudadanos comunes.
La inmoralidad se ve casi cotidianamente. Se es inmoral cuando no se permite la participación partidaria de un trabajador porque no adhiere a las ideas de quienes gobiernan. Este caso se dio con el empleado Roberto Molina del HCD de San Miguel, donde el propio presidente de ese organismo, Hugo Reverdito lo conminó a tomarse licencia por ser el apoderado de la lista que encabeza Alfonso Coll Areco, cuando en realidad la actividad partidaria de Molina es fuera de su horario de trabajo.
También es inmoral que otros pre-candidatos locales busquen denodadamente la impugnación de otras listas de la misma corriente política, como ocurrió con el FpV en los días en que la Junta Electoral debía autorizar a quienes se postularon para intendentes, concejales y consejeros escolares. ¿Es miedo a tener competidores? ¿Es no respetar la democracia? ¿Es inmoralidad? ¿Es todo eso junto?
Hace unos meses, desde la Municipalidad de San Miguel se le quitaron los alimentos a un comedor comunitario de una barriada carenciada porque quienes manejan ese comedor para chicos simpatizaban con Coll Areco. Es inmoral tomar como rehenes a gente necesitada, que tiene hambre, en lugar de debatir ideas y modelos en las urnas. Cuando la moneda de cambio es el más necesitado la inmoralidad no tiene límites.
Discépolo se decepcionó del siglo XX. Indudablemente el siglo XXI recibió alguna herencia inmoral del anterior, así es el proceso histórico, pero sigo convencido que hay más gente honesta, solidaria, laboriosa, justa que inmorales. Pero prevalecerán los primeros. La conducta y la perseverancia de quienes transitamos los mismos andariveles se encargará de ello. La educación es la clave para corregir los errores y abusos de una sociedad, garantizarla desde todos los ámbitos es nuestro mejor recurso para que la vida de todos sea mejor.
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