Pantanos y océanos de la política

lunes, 22 de junio de 2015



      Por Máximo Luppino



Es de ignorantes creer que las acciones cometidas no acarrearán consecuencias. Llamada ley del KARMA por algunos, principio del búmeran por otros, o el simple sabio concepto popular: "El que siembra vientos, recoge tempestades".

Lo cierto es que la acción política es profundamente apasionante, es la instancia socio-cultural superadora de la guerra. En vez de llegar al "poder" a punta de bayonetas, se llega a través de la capacidad de persuasión, seducción y encanto de IDEAS positivas.

Claro está que persisten  aún prácticas de traición, engaño y soborno que avergüenzan a la raza humana. No obstante, la magia divina de la evolución va dejando en el camino a los mercaderes del odio, hasta que reflexionen sobre lo adecuado de obrar correctamente.  Si alguien obtiene privilegios defraudando, aunque más no sea a un solo amigo, ha hecho una pésima elección.

Trepando y escalando sobre el jardín de la amistad, algunos llegan a acariciar el trono de barro de un poder terrenal. Lástima que en su oscuro ascenso extraviaron la luz de su alma y con ella el insondable paraíso de la sana amistad.

Pero hay una legión de hombres buenos por cada descarriado borrego,  vi compañeros emocionados adherir gustosos a proyectos transparentes para mejorar su comunidad. Emociona apreciar a tantos hombres y mujeres empujar desinteresadamente sueños cristalinos de hermandad y solidaridad. Son los océanos de bienaventuranza de la alta política.

El tráfico de influencia es el pantano nauseabundo. El compartir sueños es la dicha del océano azul. Nada se detiene, TODO está en movimiento, "el que las hace, las paga" decía mi sabio e iletrado abuelo. De ÉL continúo aprendiendo.

Nuestro PAPA FRANCISCO afirma: "¡EL VERDADERO PODER ES EL SERVICIO!"...

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