Por Alfredo Sayus
Promediando la campaña por la segunda vuelta, Mauricio Macri decidió que los economistas que integraban su equipo dejaran de hacer declaraciones públicas por los exabruptos que estaban cometiendo.
Sin embargo, el silencio fue muy sonoro. Ese silencio gritaba a viva voz que si Cambiemos ganaba las elecciones habría ajustes, que se eliminarían subsidios, que se despedirían trabajadores, que habría devaluación, que la inclusión pasaría a ser exclusión, que se vulnerarían derechos, que se perdería la soberanía energética, también la soberanía política y ni que hablar de la justicia social.
Pero para quienes creyeron que el silencio es salud, ese silencio fue sólo eso: silencio. Parangonando al excelso poeta Atahualpa Yupanqui con aquella exquisita frase “Para el que mira sin ver, la tierra es tierra nomás”, podríamos decir “Para el que oye sin escuchar lo que otros no quieren decir es silencio nomás”.
Evidentemente, el resultado de la elección en segunda vuelta ameritará una autocrítica en las filas del FpV. Dura, por cierto. Pero al margen de las “culpas” hacia adentro habrá que pensar en estrategias hacia afuera para morigerar las políticas de gobierno de Cambiemos. No comienza una nueva etapa, hay un retroceso a políticas neoliberales que el pueblo argentino ya padeció y de las que les costó mucho, demasiado, salir.
Nada se hará con brusquedad, ya que la mitad del electorado eligió por la continuidad de las actuales políticas de gobierno, pero el tiempo será un aliado de la vuelta a las recetas neoliberales y se irán aplicando lentamente, casi sin que nos demos cuenta hasta que las padezcamos en su totalidad y será demasiado tarde.
Entonces, habrá que estar muy atentos y no permitir que avasallen los derechos adquiridos. Tal vez sin querer y sin pretenderlo Cambiemos, el triunfo electoral de Macri se convirtió en el momento más oportuno para el estreno de la película “Un gran dinosaurio”.
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