El voto masoquista

jueves, 12 de noviembre de 2015





Por Alfredo Sayus







Hace unos días, en un programa televisivo, el economista Espert (uno de los asesores de Mauricio Macri) afirmó que para bajar los gastos del estado habría que despedir a dos millones (¡sí, dos millones!) de empleados públicos y de esa manera existiría un ahorro en salarios muy importante. Se podría decir que se trata de economistas de la simplicidad, porque ahorrar plata echando gente es muy simple.


Esto y promover el achicamiento del Estado es exactamente lo mismo. O sea, cuanto menos injerencia tenga el gobierno en la cuestión pública, mejor, según el parámetro de los economistas de Cambiemos. Si le sumamos los comentarios de otros candidatos a ocupar cargos en un eventual gobierno macrista, de la “necesidad” de reprivatizar YPF, agregamos a la desvinculación del gobierno de la cuestión pública la del desentendimiento por la soberanía energética por parte de la Argentina.



Si dejamos por un momento las cuestiones de macro política (que en realidad no lo son, pero para retomar cuestiones un poco más cotidianas al pueblo) es extraño escuchar por estos días a personas que fueron beneficiarias directas de las políticas de gobierno del FpV, como por ejemplo la ley de Matrimonio Igualitario, los programas Progresar, Procrear, Procreauto, Asignación Universal por Hijo, etc. asegurando  que votarán a Macri porque están cansadas de “esto”.



A la pregunta de a qué se refieren con “esto”, la respuesta es “esto. Y es imperioso cambiarlo”. Como bien afirmó Daniel Scioli, cuando logramos algo inmediatamente queremos algo más. Es la naturaleza humana. Ahora bien, el macrismo no garantiza aumentar los logros de quienes obtuvieron algunos de los citados en el párrafo anterior, sino más bien, por lo que van diciendo a cuentagotas los hombres y mujeres de Cambiemos, es más probable que se retroceda en los derechos y beneficios obtenidos a que se avancen en otros para mejorar esos logros.



Pero bueno, esto es la democracia y se debe respetar la decisión popular, aunque en ocasiones vaya en contra de los intereses colectivos aun habiendo obtenido beneficios personales. El pensamiento humano es insondable y, muchas veces, inentendible.

0 comentarios: