Mensajes

martes, 3 de noviembre de 2015




Por Alfredo Sayus




Los mensajes de la fuerza partidaria que lidera Mauricio Macri son muy claros. Claro que los dicen entre líneas, pero los dicen. La gobernadora electa de la provincia de Buenos Aires, María Eugenia Vidal, el día de las elecciones fue precisa al afirmar “cambiamos pasado por futuro”, claro que luego, casi en forma inmediata y tras recibir disimulados codazos de sus compañeros de escenario, intentó aclarar: “¡No!, cambiamos futuro por pasado, eh”.

Fallido aparte (que no es otra cosa que su pensamiento genuino) el resto del equipo macrista transita programas de TV aclarando a cuentagotas cuál es su plan de gobierno. El jefe de Gobierno electo de la CABA, Horacio Rodríguez Larreta, dijo claramente que es imprescindible abrir las importaciones. Los economistas del equipo de Macri, que lidera Carlos Melconián, aseguran fuerte y claro que las paritarias son fascistas y que es “… inaudito que el empresario tenga que discutir con el obrero su salario…”.

La diputada electa de Cambiemos, Patricia Bulrich, ya demostró cuando fue funcionaria de la fallida Alianza de finales de los ´90 que el salario es un costo, que las jubilaciones también lo son y los costos hay que bajarlos (y así lo hizo reduciendo las jubilaciones en un 13%). Bulrich hoy sigue pensando lo mismo.

La candidata a vicepresidente del macrismo, Gabriela Michetti, criticó los subsidios a los servicios públicos (especialmente al transporte), porque con los subsidios “la gente paga valores irrisorios” por esos servicios. Michetti también votó en forma negativa la ley de Matrimonio Igualitario, convencida que la homosexualidad es una enfermedad. Bulrich hizo lo propio con la ley que garantiza la gratuidad en las universidades públicas, mientras el mismo Macri anuncia por TV que no puede ser que se estén abriendo universidades nacionales por todos lados. Para el Pro-Cambiemos la educación superior (todos los niveles, en realidad) debe ser exclusiva y privada.

Macri también dice en sus anuncios publicitarios que “Las cosas que estén bien las vamos a mantener”, lo que jamás aclaró es cuáles son las cosas que están bien para él y su equipo. La historia demostró que Macri y su equipo sostuvieron siempre las premisas neoliberales de la última dictadura, del menemismo y de la Alianza.

Ahora, poco a poco, a cuentagotas, antes de la segunda vuelta del 22 de noviembre, Macri y sus candidatos de Cambiemos van diciendo, entre sonrisas y frases de impacto positivo, lo que van a hacer ¿Por qué? Porque saben (como lo saben los expertos en publicidad) que en la mayoría de la sociedad las frases de impacto llegan más que la verdad misma.

Pero también saben que si llegaran a ganar (que felizmente no va a ocurrir, por supuesto) cuando el pueblo argentino comience a protestar en contra de su política de gobierno, va a ser el propio Macri el que recordará por TV: “Pero durante la campaña yo se los dije, en cada programa, en cada entrevista y los candidatos de Cambiemos también lo hicieron ¿De qué se quejan ahora? Ustedes nos votaron, ustedes querían el cambio, ustedes pidieron volver a la desocupación de los ´90, a la crisis financiera, al salario que no alcanza y al éxodo de científicos ¿Por qué protestan ahora? ¡Qué ingratos que son!”

Que Macri y sus hombres y mujeres de Cambiemos mientan en sus anuncios publicitarios y vayan revelando la verdad entrelíneas, muy despacio, para que nadie los oiga, no es extraño. Que trabajen para intereses económicos concentrados y en contra de los intereses del pueblo, tampoco es extraño. Esa es su ideología.

Lo extraño es que muchos de los habitantes del país que se beneficiaron con las políticas inclusivas del gobierno del FpV se crean y hasta defiendan las posturas de Cambiemos que, como bien lo afirmó María Eugenia Vidal: “Cambiamos pasado por futuro”.

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