Las naciones crecen superando sus rencores y desencuentros, sobrevolando las miserias propias de las ruines pasiones egoístas.
Nadie debe renunciar a sus ideales y pensamientos. De hecho nos sentimos orgullosamente PERONISTAS, pero debemos aclarar que es nuestro deber como argentinos apoyar sin recelos ni prejuicios la legitimidad del gobierno de Mauricio Macri.
Apuntalar la democracia es tener honestidad para reconocer todas aquellas medidas que nos puedan parecer adecuadas y positivas. “Para cada ARGENTINO no debe haber nada mejor que otro ARGENTINO” la célebre sentencia del general PERÓN hoy cobra más fuerza que nunca.
Todo militante que se jacte de serlo debe estar cerca de su prójimo, socorrer y compartir su vida con las luchas de sus comunidades. Esto vivido desde el espíritu de servicio y humildad. Un compañero de camino es un amigo, NO un jerarca que pretende “aleccionarte” con cada palabra, esto es por demás irritante.
El fanatismo es el suicidio de la razón, es un abismo oscuro para el destino de las personas.
Este 10 de diciembre comenzó una nueva etapa, negarla es de necios, desconocerla es de torpes. El pueblo, de la mano de la historia, juzgará los errores y aciertos. Hoy debemos, como gente de bien, brindar generosamente un sano optimismo.
Humildemente pensamos que fue una equivocación de algunos legisladores no concurrir a la asunción de nuestro nuevo presidente. Mostraron mala predisposición y negativa animosidad.
De la “suerte” del nuevo gobierno depende la fortuna del pueblo ARGENTINO.
Asumió Macri y se renovaron adormecidas esperanzas.
¡DIOS bendiga nuestra patria!
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