¡Oh señor, condúcenos hacia el tan necesario equilibrio!
La sociedad argentina es una forjadora incansable de “dioses y demonios”. Con meteórica velocidad entronamos un nuevo Zeus inmaculado en el Olimpo mediático, para tiempo después apedrearlo cruelmente, Twitter de por medio.
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Con sólo recordar lo ocurrido con el carismático Carlos Menem con quien la sociedad colaboró para que pueda “tocar el cielo con las manos”; para luego se víctima de la cruel y mendás afirmación “yo no lo voté” ¡Nadie conocía al “turco”!. Sin dudas nuestra actitud como Nación habla de por lo menos una falta de madurez y, si se me permite, un tanto temerosa para NO asumir nuestras responsabilidades.
Ahora casi TODOS “santifican” a nuestro nuevo presidente Mauricio Macri, sobre todo el universo periodístico de las grandes cadenas nacionales. Quizás sea la búsqueda tenaz de la tan querida PAUTA PUBLICITARIA OFICIAL. Poseer esperanzas en el nuevo gobierno no sólo está muy bien, sino que casi es una obligación social.
Resuena en nuestros oídos la legendaria frase “Muerto el rey, viva el rey” sentencia que aún no pude calificar como de gran sabiduría o de cruel cobardía. Quizás la insondable intencionalidad de cada individuo pueda precisar su aparente ambigua naturaleza.
Hoy DON Julio Grondona es el “GRAN MAFIOSO” Ayer un larga cola de destemplados acólitos esperaba turno para besar su legendario anillo que ya proclamaba esa gran VERDAD “¡TODO PASA!”
Muchos de sus “críticos” aspiran a sentarse hoy en su envidiado y abultado sillón.
Macri es el presidente de TODOS los ARGNTINOS y debemos desearle activamente el mejor de los éxitos, ya que sus triunfos redundarán en el bienestar del pueblo y la grandeza de la patria.
Les recordamos a los infatigables succionadores de medias que Mauricio NO es San Martin por ahora, ni uno de los 60 inmortales granaderos.
¡Oh señor, condúcenos hacia el tan necesario equilibrio!
Máximo Luppino
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