¡Buitres ganan, trabajadores subsisten!

lunes, 8 de febrero de 2016


Los grandes inversores internacionales, tomadores de bonos, adecuadamente denominados Fondos buitres, obtendrán miles de millones de dólares, por su “ardua” tarea especulativa. Nos recuerda a una ley implacable del capitalismo voraz: “El dinero llama al dinero”. Nos parece adecuado que Argentina cumpla con sus compromisos internacionales. Sucede que el innato sentido de equidad que los hombres poseemos se ve profundamente lastimado cuando vemos las penurias de los trabajadores con sus magros sueldos devorados por la inflación y los ajustes brutales.


Un acuerdo en marcha con los holdouts por millones de dólares de por medio, contrasta abruptamente con las paritarias donde el estado le niega centavos a los empleados; monedas sumamente necesarias para el pan del sustento diario ¡Que amargo sabor nos deja!

Recordemos que en las próximas paritarias se buscará por parte de los sindicatos una recomposición salarial, que es muy distinto que un merecido aumento. Es decir, se tratará de recuperar algo de lo mucho perdido. 

Mientras, desde el norte Argentino Mauricio Macri le pide prudencia a los sindicatos en vista a las inminentes negociaciones paritarias. Sindicatos y trabajadores son más que prudentes, pero cuando el hambre arrecia, la paciencia se debilita con justa razón.  

Algunos tenemos una horrible sensación, cual un monstruoso fantasma en negra noche; y es que el ministro de economía, Prat Gay, y algunos colaboradores se encuentran más a gusto con  los sanguinarios Fondos Buitres  que con los trabajadores de su patria. Por supuesto, dejando aclarado que su Nación es la Argentina y NO “el gran país del norte”.

¡Es tan difícil negociar con los que se admira, como el de ser justo con los que se aborrece! Nosotros estamos cerca de esa “grasa” imprescindible para que funcionen los engranajes sin romperse ni atascarse, el gran lubricante de la maquinaria productiva.

Paritarias libres y justas, es lo mínimo que merecen nuestros trabajadores y empleados, ya que no se pueden ahogar las esperanzas del que produce.

¡DIOS ilumine a nuestros gobernantes!

   Máximo Luppino

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