El mineral más precioso
desde tiempo ancestral tiene su belleza teñida de sangre debido a la ambición desmedida del hombre. Hablamos
de su majestad: el ORO. Esta conducta
demencial se proyectó al resto de piedras preciosas y valiosos minerales.
Los naturales de nuestro continente adoraban
al oro por su hermosura y connotación religiosa. Los colonizadores acumulaban
el amarillo mineral por el poder de adquisición que otorgaba. Por el oro se
torturó y se mató a pueblos enteros, pisoteando maravillosas culturas. Legiones
de invasores desplegaron violencia inusitada con tal de enriquecerse.
Mauricio Macri retiró
las retenciones a la exportación de las mineras, medida por demás polémica a
una actividad que factura 40 mil millones de pesos anuales. Además, recordemos que esta “industria” es
seriamente cuestionada por la contaminación aguda del medio ambiente.
La misma Elisa Carrió junto
a un grupo de legisladores de su espacio político elevó un documento
manifestando su rotunda contrariedad con esta polémica medida del presidente de
la Nación. Pero para Mauricio, el oro
es más fuerte.
Para la depredación de
la tierra las mineras utilizan cianuro contaminando la esencia de la
existencia: Las aguas. ¡Sin agua no hay Vida!
Los depredadores de las
montañas quieren seguir enriqueciéndose sin importar los pueblos que contaminan
en un triste parentesco con los “conquistadores” de ayer. Ayer la espada y el
mosquete, hoy el cianuro y el soborno parecen ser las armas elegidas.
Mientras las grandes mineras
gozan del beneficio otorgado por Macri, los maestros rechazaron el indignante
23 % de aumento en cuotas que les ofreció el gobierno. Peligra el comienzo de
las clases, pero el ORO saldrá tranquilamente de nuestro país.
La inflación es
esencialmente producida por una crisis de confianza. Por este camino le será difícil
la tarea de ganarse el corazón de los trabajadores al mentor de los graciosos
globos amarillos.
Modestamente sugerimos recordar que primero y
ante TODO está EL HOMBRE. El dinero al servicio de los pueblos, para que lo
material permita el desarrollo intelectual y espiritual de las familias.
Mauricio Macri aún está
a tiempo de equiparar los sueldos de docentes y trabajadores para que la
inflación y las fuertes tarifas no devoren la mesa de los asalariados. Además: ¡Un
sueldo NO es ganancia! Basta de presión impositiva a los pobres, mientras las
mineras se enriquecen aún más.
¡Primero la educación! ¡Para
esto sueldos dignos para los docentes!
Máximo Luppino
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