Vaticano, un témpano para Macri

domingo, 28 de febrero de 2016


Si algo caracteriza al Papa Francisco es la afectiva calidez en el trato con las personas. Esta distintiva cualidad estuvo ausente con aviso el día que recibió a Mauricio Macri y su comitiva.


Los fantasmas de pasados y presentes desencuentros sobrevolaron los escasos 22 minutos de reunión que el Jefe del Vaticano le otorgó a un Macri incómodo y titubeante.

El Titanic chocó contra una montaña de hielo flotante que lo hizo naufragar. Mauricio colapsó con un témpano gigante y majestuoso que algunos llamaban Jorge. ¡El dinero no todo lo puede!

El Santo Padre, nuestro Francisco, se encuentra en la cúspide de un liderazgo social-religioso mundial. Suelo que pisa lo trasmuta en tierra de FE y esperanza. Así lo acreditan sus visitas a Brasil, Paraguay, África, Cuba, Estados Unidos y México.

Su sencilla prédica de austeridad y humildad le otorga tal potestad moral que es el mentor de dos grandes hechos históricos entre otros: Uno, el acercamiento y retorno de las relaciones políticas y comerciales entre Washington y La Habana. Tanto Barack Obama (protestante) como Raúl Castro (agnóstico) fueron subyugados por el magnetismo humanista de Francisco, situación que permitió establecer “buenos oficios” internacionales. Luego, Francisco rompió la distancia que había con la Iglesia ortodoxa Rusa que desde el año 1050 estaban distanciadas. Bergoglio inauguró un nuevo tiempo de diálogo universal.

Pero nosotros destacamos sobremanera los dormitorios y baños que hizo construir en el mismísimo Vaticano para los pobres y refugiados, brindándoles diariamente viandas alimenticias supervisadas por ÉL mismo.

Podríamos desgranar miles de pensamientos y hechos de Francisco que están revolucionando a la Iglesia Católica y al planeta todo. Sólo agregaremos que este gigante de las ALMAS se forjó en el seno de nuestra Argentina sociedad y dentro de nuestros más amados parámetros políticos, un hombre religioso y humanista preocupado por sus semejantes; hoy, sus hijos.

Gabriela Michetti y Elisa Carrió están, lamentablemente, lejos de reconocer la envergadura moral y espiritual de un hombre que acaricia la santidad diariamente. El argentino más importante de la historia parece ser cuestionado por unitarios y pigmeos pensamientos. Francisco jamás se detendrá. El egoísmo vanidoso de algunos dirigentes dilata la visita del Santo Padre a su amada patria.

Desde siempre los gestos fueron más poderosos que las palabras. La visita de Macri a Francisco es toda una biblioteca de señales y pautas que habrá que saber leer para comprender el futuro político de nuestra querida nación Argentina.

    Máximo Luppino

0 comentarios: