Barack Obama retornó a su
país. La bestia se fue. Nos referimos, por supuesto, al tan mentado auto
blindado que les llamó más la atención a ciertos periodistas que la visita en
sí misma del presidente norteamericano.
El aparato de seguridad
del presidente de E.E. U.U contó, a saber, con 4 aviones de combate F 16, 2
aviones de traslado de pertrechos bélicos, un portaviones, 2 submarinos
nucleares y una veintena de vehículos de seguridad terrestre. Además, custodió
a Barack un grupo de elite de infantería de marina que contaba con apoyo
satelital que monitoreaba los movimientos “sospechosos” de las inmediaciones
establecidas por su seguridad. Los argentinos estuvimos sitiados en nuestro
propio país; padecimos una “amistosa” invasión.
Sospechamos que este
impresionante despliegue de fuerzas que significó una millonaria inversión de dólares,
de alguna manera lo paga el pueblo argentino.
Obama se fue mientras
nosotros juntamos dólares y bonos para pagar a los holdouts. Mientras los
“Buitres” reciben fortunas, nuestra gente junta monedas para pagar las nuevas
tarifas de luz eléctrica y demás aumentos fruto de ajustes y de la galopante inflación.
Una nación debe
relacionarse diplomáticamente con todos los demás países del globo. En este
contexto fue positiva la visita de Obama. Ahora está en nosotros saber sacar provecho
económico y comerciar dignamente cuidando intereses nacionales, sin entreguismo
manifiesto. Según las medidas que
tomemos la visita del presidente de Estados Unidos se tornará benéfica o
inadecuada, de nosotros depende.
Claro está que SIEMPRE
Argentina estuvo y está en el mapa de intereses internacionales. Nuestros
recursos naturales y la producción alimenticia, sumada a la gran reserva de
agua potable, nos da un pasaporte de privilegio a un futuro próspero si
nuestros gobernantes ejercen el patriotismo debido y exigido por todo país independiente
y libre.
El presidente Obama
volvió a su país con todo sus “chiches” de guerra propios de un ejército que
está continuamente en operaciones de combate. Aquí continuamos viviendo en otro
tipo de coordenadas emocionales, en otra argentina frecuencia que nos da
orgullo y placer de sentirnos latinoamericanos.
Recordamos que un hijo de
estas pampas indómitas gobierna un estado de amor y bienaventuranza. Sí, el Santo
Padre FRANCISCO gobierna el Vaticano para beneficio de la humanidad toda.
El amor es mucho más
poderoso que cualquier arma utilizada para sojuzgar. Como nos recuerda
Francisco: “El verdadero poder es el servicio a los demás”
¡Respiramos aliviados, la
bestia se fue!...
Máximo Luppino
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