Al pensar en la necesidad de prender la luz eléctrica y al aproximar la mano al enigmático interruptor, a la gente le duele el bolsillo. Se estremece el usuario, empalidece y tiembla. La angustia se apodera de él, se desconcierta …y, al fin, las esperanzas en este gobierno comienzan a estar a oscuras.
En los hogares se vive a “media luz” y no es por romanticismo, es por las brutales facturas del insumo. Las estufas calientan virtualmente, ya que se accionan lo menos posible. Luz y gas parecen lujos exclusivos de una elite acomodada económicamente. A tientas en nuestra propia casa, las sombras de cambiemos opacaron la luz.
En ocasiones sospecho que nuestros gobernantes desean “castigar” a los más pobres y humildes, de lo contrario ¿cómo explicar tantas medidas simultaneas en desmedro de los asalariados que menos poseen? ¿Será por pretender vacacionar? ¿Por sentirse iguales y tan dignos como ellos, los dueños del destino?
Pensarán Mauricio Macri y sus ministros que todos poseen 18.000.000 en Bahamas, más unos abundantes millones en lujosas propiedades. ¡Puede ser, en una de esas ven la pobreza desde un distante ventanal de un exclusivo “Barrio Cerrado! ¡La gente solo tiene las heladeras y alacenas cerradas!
Prueba de esto es que quieren suma 5 años más de trabajo para que las mujeres puedan jubilarse ¡Es impresionante la falta de sensibilidad social del PRO-CAMIEMOS!
En términos prácticos para el pueblo “CAMBIEMOS” significa: Estufas por braseros, asado por fideos, electricidad por velas, confianza por desazón.
El pueblo argentino es solidario y bueno, trabajador y paciente, pero nos parece que se está hinchando los balones de “cambiemos” y a la gente no les gusta andar a tientas.
Como diría un viejo amigo, “Macri es un Robín Hood a la inversa: les saca a los pobres para darle a los ricos” Esto no lo ejercita a tientas, lo ejecuta con dramática e injusta contundencia.
Pensemos en equilibrar las cosas en las elecciones del 2017, que ya se comenzaron a gestar.
Máximo Luppino
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