LEASING POR TRES BERENJENAS

domingo, 22 de mayo de 2016

Con el Pro-Cambiemos surgió un fundamentalismo de mercado que ignora a las personas con tal de acumular un puñado de monedas más. Es el culto al capital en una de sus expresiones más contundentes y determinadas, diríamos, casi brutales. 

Con muchos buenos modales, sin levantar la voz, sonrisas y hasta con una interesante dosis de glamur, el gobierno toma medidas con una insensible mano de hierro. Jamás le tiembla el pulso a la hora de beneficiar a los empresarios y despedir o desmerecer derechos de los asalariados. 
Tal magnitud tiene el aumento de tarifas, que se tornaron literalmente en impagables. Prueba de esto son las insólitas y vergonzosas medidas de otorgar la posibilidad de pagar en cuotas las boletas de gas. El mismo estado que aumentó los costos hasta el Himalaya mismo, ahora debe dar plazos de pago. El gas que usamos ahora se finalizará de pagar en el siguiente semestre. Esto indica que, en vez de aparecer una marea de inversiones, en el tan mentado segundo semestre tendremos sólo deudas por cocinar y calentar nuestro hogar en el frio invierno que ya se insinúa. 
El gobierno corre peligro de NO cobrar lo que la gente está imposibilitada de pagar por falta de dinero. Los funcionarios dan “facilidad de pago” o una sublevación de hecho, no planeada, podría concretarse por la ausencia de dinero para abonar el disparate del salvaje ajuste despiadado concretado desde la total falta de sensibilidad social. 
Estas líneas dejaron de ser una crítica a gubernamentales medidas de política económica, para transformarse en una desesperada súplica que pretende que el gobierno tome conciencia de la angustiante situación de centenares de miles de argentinos. Electricidad, gas, agua, combustibles y sobre todo alimentos conformaron un estado de valor monetario imposible de manejar por los empleados y obreros, que están angustiados por el asfixiante estado que padecen. 
Verdulerías y carnicerías de barrio ofrecen pago en tres cuotas, ¿puede haber una imagen más triste y desoladora que la de un trabajador o jubilado adquiriendo comestibles básicos en cuotas por no poder abonarlos en efectivo? 
¡Se viene un gran leasing por tres modestas berenjenas y un kilogramo de papas!
¿Las inversiones prometidas y el efecto “derrame” de dólares se aproxima según Mauricio, para qué entonces vetar una ley de moderada vigencia de doble indemnización por sólo 6 meses? ¿Se trata de un capricho del señor presidente, o del conocimiento de que NO va a producirse el aluvión de empleo que tanto pregonan?
Los talibanes del capitalismo están generando situaciones no deseadas en el orden social por nadie. Los pueblos NO se suicidan, ni dejan morir de hambre a sus hijos. 
No deseamos la “cultura” de McDonald’s que distinguen al empleado del mes destacando las dudosas cualidades serviles de los practicantes. La “cajita feliz” es una de las burlas más crueles existentes, una “escuela” de egoísmo, individualista, sórdida, un chiste de humor negro, una sátira destemplada de los cultores del alimento chatarra. La genuina “cajita Feliz” es un suculento sueldo digno para los trabajadores y que estos puedan comprar lo que deseen, un “capitalismo humanista”, libertad para moverse por presencia de dinero en los bolsillos de los humildes. 
No entremos en el juego de “la grieta”, es un pícaro invento de los poderosos para enfrentar a los que laburan. El que robó al pueblo debe pagar por sus actos, no debe haber impunidad para nadie. Menos aún que en nombre de injusticias pasadas pretenda someternos al hambre y al infortunio de no poder, trabajando, pagar nuestros alimentos y básicas necesidades. 
Los “pecados y saqueos” estructurales de políticas despiadadas siempre son más crueles que un puñado de corruptos que hay que juzgar. Los portadores de “guantes blancos” suelen tener un tanto oscura su ALMA.
Mientras, vemos con cariño esas robustas berenjenas descansando al lado de jugosos tomates rozagantes y al costado manzanas rojas… ¡Cuánto dinero que no llega a los que cultivaron estos manjares! 
¡Qué bien que estábamos cuando estábamos mal!

    Máximo Luppino

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