Nuestro Bicentenario llegó con su dorado manto de puro patriotismo popular. La gente salió a conmemorar el cumpleaños de la patria con la efusividad propia de la argentinidad que llevamos a flor de piel. Nos gusta juntarnos, festejar, participar; nuestro optimismo es a prueba de balas, mejor dicho, a prueba de tarifazos e inflación.
A pesar de la incertidumbre reinante, el pueblo argentino estuvo a la altura de las circunstancias y le dio las GRACIAS a la patria y a sus próceres, esos, recientemente expulsados al frio ostracismo de sus figuras en el papel moneda.
Un twitter del presidente de la Nación daba aviso que por “cansancio” no acudiría al tan mentado desfile militar y de excombatientes de la noble causa nacional de Malvinas. Una catarata de críticas afloró en las redes sociales, entonces, Macri se presentó al final de la jornada por menos de una hora reloj. Es que ser presidente es una tarea “insalubre” para quien proviene de las altas esferas glamorosas de los cócteles de los “muchachos” de sangre azul.
Vimos con alegría las banderas agitar, muchas banderas traídas por la gente, símbolo patrio que el gobierno pareció mezquinar en tan importante evento histórico.
El tarifazo de Mauricio se presenta como un tortuoso laberinto socio-político creado por el gobierno donde “Cambiemos” parece estar extraviado y sin brújula. Los topes de 400 y 500% en los servicios no fue una solución, ya que en términos prácticos no se aplicó. Además, esos “límites” de aumento son impagables. El gobierno se obstina en explicar las “razones” del bárbaro incremento, sin comprender que la gente quisiera poder pagar, no abona las facturas por NO contar con el suficiente dinero para hacerlo, doble mortificación para los usuarios.
El Bicentenario nos sorprendió con un presidente muy “cansado” en apenas siete meses de gobierno, ¡esperemos que no se continúe cansando a la gente!
Un Bicentenario en que, a pesar de todo, los ideales patrióticos se dibujaban en el alegre rostro de la gente y en las lágrimas de valentía de nuestros excombatientes. Los funcionarios continúan manteniendo en el exterior sus abultadas fortunas. Unos entregaron su vida por argentina, otros, siendo ministros, no repatrian sus burdos tesoros materiales.
200 años de historia, apenas un amanecer para una Nación Argentina que está signada a marcar un camino de servicio a la humanidad en el marco de la fraternidad universal. Esa vocación de solidaridad humanista de Argentina para con el mundo ya se aprecia en la figura del Santo Padre FRANCISCO, quien sobre la base de hechos de honestidad y humildad lidera la gran masa popular mundial como un referente de la paz planetaria.
Argentina, en apenas 200 años generó desde las entrañas de su cultura al Gran FRANCISCO. Esto es una promesa del destino que nos dice: ¡ARGENTINOS, hay mucho más por delante! A pesar del tarifazo de “Cambiemos”
Máximo Luppino
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