“¡Todo posee su TIEMPO Y LUGAR bajo el SOL de DIOS!”
Los más grandes políticos fueron grandes tiempistas. Es decir, actuaron respondiendo a los reclamos del destino hechos voz susurrante en las esperanzas de los pueblos.
En nueve meses de gobierno del Pro-Cambiemos parece que el calificativo de “estadista” le es un tanto esquivo a Mauricio. ¿Será que los tiempos del destino se expresan en sufridos silencios de humildes trabajadores? Quizás si el lenguaje de los kármicos designios fuera en inglés de Nueva York, ataviado con la bandera de los Estados Unidos de Norte América, Macri prestaría más atención.
Lo cierto y concreto es que Mauricio Macri entre sus primeras medidas de gobierno debería haber implementado el llamado a una amplia concertación Político-Social de las fuerzas vivas representativas de la Nación donde la Iglesia Católica, demás cultos, trabajadores, empresarios y partidos políticos estén presentes en una mesa de diálogo y consenso. De esta manera las medidas de gobierno jamás estarían ausente de legitimidad.
El actual gobierno parece estar acuñando una nueva verdad popular: “¡Se puede ser un muy buen empresario y un pésimo político a la vez!”
La concertación por parte del gobierno debía darse apenas asumían la presidencia de la Nación. Ya que poseían la fuerza otorgada por las urnas, intacto estaba su poder en la plenitud de la voz del soberano. Luego, los tarifazos, los despidos, la inflación, la actual recesión que es la de un país desértico en inversiones, con un pueblo sin dinero en los bolsillos, vació en una gran medida de autoridad para convocar a una concertación. En todo caso, a esta altura de las circunstancias sería un PEDIDO de ayuda a las vivas fuerzas sociales, lo cual NO estaría mal.
Ya transcurrieron nueve meses de “Cambiemos” y expresamos nuestra solidaridad y comprensión para con aquellos hermanos bien intencionados que sufragaron en favor del PRO y hoy están angustiados y arrepentidos. Nuestro cariño para con ellos, pronto, en la próxima votación, podrán corregir su equívoco si así lo consideran.
La “revolución de la alegría” de Mauricio resultó muy triste, al menos para los empleados y trabajadores.
Las ollas vacías de la gran masa popular están socavando el prestigio y poder de la administración, el escepticismo y la desesperanza son el peor escenario social para cualquier gobierno.
A DIOS gracias, sindicatos y oposición son más que tolerantes. Así es que el Pro-Cambiemos no puede culpar a nadie por sus fracasos, más que a su propia impericia y falta de corazón sensible para con los más humildes.
No se debe perder más tiempo, la única batalla perdida es la que no se da.
El pueblo ARGENTINO es generoso y desea PAZ con trabajo digno.
La voz del Santo Padre FRANCISCO es de profundo valor para los grandes bastiones populares que saben de FE, trabajo y paciencia.
Máximo Luppino
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