Cuando las distintas fuerzas de poder de la producción y el consumo se encuentran en armonía por satisfacción de sus intereses y derechos reina el EQUILIBRIO SOCIAL.
Una Nación debe en todo tiempo garantizar el equilibrio social. El capital de inversión para crear trabajo es muy necesario, como lo es la mano de obra de empleados y trabajadores que producen bienes para servir a la humanidad y enaltecer a su país.
Los empresarios que originan fuentes laborales dignas son más que bienvenidos en nuestra Argentina. Claro está que deben progresar económicamente sin descuidar en forma alguna la dignidad de sus empleados, que comienza con un salario respetable que permita el desarrollo familiar de los asalariados. El Estado debe ingresar en esta loable trilogía de benignos interese sin asfixiar a los inversores ni esclavizar a los trabajadores. Una vez más el necesario equilibrio debe galvanizarse con efectividad quirúrgica.
Entonces, EMPLEADOS, ESTADO Y EMPRESARIOS deben conformar un genuino triángulo equilátero de intereses nacionales y sociales para el desarrollo de un pueblo FELIZ. Una Nación es tan grande como lo es el noble corazón de sus habitantes.
¡Cuidar a la gente es cuidar la Nación!
¡Propinar el bienestar de los pobres y desposeídos es en verdad HACER PATRIA!
El más grande estadista de nuestra Nación afirmó: “El capital debe estar al servicio de la Nación y tener como objetivo el bienestar social”. Con este pensamiento vivo el General Perón trazaba la filosofía justicialista con respecto al desarrollo empresarial-laboral con su propia impronta humanista y cristiana.
Recordamos estas sensibles y lógicas consignas peronistas para manifestar nuestra respetuosa oposición a toda suerte de “reforma laboral” que en verdad podría encerrar una precarización denigrante de los empleados. Alterando así a aquel equilibrio social al que insistentemente nos referimos.
Legislación de futuro es la que garantice mayor libertad y bienestar para los trabajadores.
Pretender emular el Medioevo y entronar el autoritarismo feudal de los sin escrúpulos nos conduciría a un desagradable viaje en el “túnel del tiempo” muchas décadas atrás. Sería una garantía de seguros conflictos indeseables.
Ver el futuro próspero implica proteger a los carenciados, trabajar para su bienestar junto a todos los ciudadanos de buena voluntad. La “explotación del hombre por el hombre” debe ser un lamentable recuerdo de una noche oscura de la humanidad. Algunos hoy aún pretenden tapar el sol de la justicia social con sus torpes codiciosas manos de capitalistas sin escrúpulos.
Todo funcionario debe recordar varias veces en el día que es un SERVIDOR PÚBLICO, no gerente de las multinacionales, ni negrero de un cuento de terror. El semejante es nuestro hermano, posea el color de piel que tenga y crea en la religión que profese, piense como tenga ganas pensar con absoluta libertad. El funcionario es un benefactor de derechos sociales y de nobles ideales.
NO a la precarización laboral, SÍ al desarrollo de una COMUNIDAD ORGANIZADA que cimentará una gran Nación con un pueblo FELIZ.
“La organización vence al tiempo” J.D. Perón.
Máximo Luppino
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