El insulto es la última drástica frontera de la palabra. Luego del vehemente agravio verbal se coloca en jaque toda suerte de diálogo.
En los últimos días apreciamos con tristeza cómo en el Concejo Deliberante de San Miguel algunos concejales entonaron cánticos con insultos al presidente de la Nación. Actitud que nos pareció sumamente desafortunada.
No compartimos la política económica de Mauricio Macri, menos aún la avalancha de desempleo que sufre angustiantemente nuestra población, pero de ninguna manera esto amerita propinarle al primer mandatario toda suerte de ofensas y escarnios. Mauricio Macri es presidente de nuestra nación argentina por mandato popular. Es decir, faltándole el respeto, de alguna manera ofendemos a sus votantes y seguidores.
Hay innumerables formas educadas de manifestar democráticamente nuestras disidencias políticas. Todas válidas dentro de la ley y el sentido común que nos conducen al respeto institucional. Cuidar las instituciones significa en primer término NO vituperar a los que ocupan cargos públicos.
Agrava sobremanera la situación cuando los insultos provienen de integrantes de otra institución a la cual también le debemos respeto como son los Concejos Deliberantes. Los concejales están dulcemente obligados a poseer templanza y equilibrio en sus conductas como en sus declaraciones, ya que fueron elegidos por sus vecinos para ejercer acciones positivas para con su comunidad, no para actuar como barrabravas desaforados y brindar ejemplos incorrectos.
Los justicialistas heredamos del general Juan Perón el ejercicio de la persuasión, NO el del insulto. Ganaremos en las urnas el derecho a gobernar siempre y cuando sepamos seducir con propuestas, argumentos y conductas transparentes a gran parte del electorado que en anteriores elecciones se inclinaron por Cambiemos en vez de elegir nuestro espacio. “El hombre es artífice de su propio destino”- aseveraba sabiamente el general tres veces electo como presidente de la Nación. Edifiquemos con gestos de grandeza e inteligencia nuestro porvenir.
Tenemos la suerte de conocer a la mayoría de los ediles comunales que protagonizaron los cánticos presidenciales y es justo decir que son personas correctas de buen corazón, creemos que simplemente cometieron un error inducidos por pasiones políticas profundas. Bueno sería que los concejales en cuestión manifiesten las sinceras disculpas del caso y que exhiban la hombría de bien que sabemos que poseen. ¡Los enemigos de la patria se encuentran en otras latitudes!
Nuestra república florecerá en forma dinámica cuando la mayoría de los argentinos sepamos sobrevolar las viejas antinomias que cambian de ropaje y vuelven una y otra vez a estancarnos en internos enfrentamientos.
Recordemos antes de hablar tomarnos unos segundos para pensar las consecuencias que nuestras palabas producirán. El insulto cierra las puertas de la diplomacia y del trato cordial, luchemos por nuestros ideales con el debido respeto por aquellos que sienten distinto a nosotros.
Desterrando los insultos podremos darle la bienvenida al diálogo constructivo.
Pensar, hablar y actuar siempre con equilibrio.
Máximo Luppino
Tweet |
0 comentarios:
Publicar un comentario