El aire acondicionado se convirtió en un elemento decorativo, en un recuerdo de otros tiempos más felices, en un callado testigo de épocas “populistas” donde su delicado susurro de funcionamiento regalaba un poco de fresco clima en hogares humildes en abrazadoras jornadas de calor.
Las casas de nuestro barrio se encuentran en penumbras. Prender un foco eléctrico es un asunto serio, podría sepultar las cuentas familiares en una profunda fosa de dolorosa e impagable angustia. El interruptor de luz no se toca, apenas se lo acaricia temblorosamente en inevitables ocasiones, cuando la oscuridad parece una amenazante cascada de sombras.
Gas y agua con los amarillos aumentos a cuesta asfixian drásticamente no sólo a los trabajadores, sino que la marea de irracionales ajustes sumerge en la desesperación a una clase media que tuvo esperanzas en Cambiemos.
Luego de contundentes populares manifestaciones en los denominados “ruidazo” y la “marcha de las velas”, el gobierno, en un derroche de sensible generosidad, decretó que se podría pagar en cuotas el 25% del monto tarifario. Eso sí, les cobrarán intereses a los que acepten esta benévola oportunidad que brindan las amarillas huestes. Te apuñalan con las tarifas y te rematan degollándote con un préstamo con intereses… Más que funcionarios que trabajan para el bien común parecen usureros de poca monta sin escrúpulos.
La afilada guillotina de los tarifazos se extiende a combustibles, peajes, transportes e impuestos en general. ¿Cuánto crédito le queda a Mauricio?
El juego de la “ruleta rusa” tarde o temprano finaliza en un dramático e indeseable suicidio.
Que triste resultó ser “la revolución de la alegría” que pregonaban los acólitos de Cambiemos.
Carrefour plantea retiros voluntarios de empleados. La multinacional marca desea apartar entre 1000 y 3000 trabajadores. ¿Dónde están los brotes verdes? ¿En cuáles estudios de televisión se perdieron las inversiones que venían en camino?
Cambiemos está cerca de cumplir 3 años en el gobierno y casi todo fue para peor, pero la pesadilla amenaza continuar y las reelecciones están en el horno de la cocción mediática, para salir a “vender” más de lo mismo.
Hay sólo llantos en la “revolución de la alegría”, hambre y desocupación, falta de esperanzadores horizontes para una sociedad que sabe brindar reiteradas oportunidades de corregir el equivocado rumbo a su clase dirigente.
Los heroicos tripulantes del Ara San Juan cumplían patriótica misión con precario equipo, sobraba patriotismo. En tanto, el ministro Aranguren no trae al país su personal fortuna por falta de confianza en la Nación y en su propia capacidad de logros, sobra egoísmo. El esfuerzo está muy lejos de ser parejo y equitativo. Unos dan generosamente su vida por la patria, otros especulan con el profano oropel de la infamia.
Cambiemos representa un capitalismo sin consumo, liberales con márgenes estrechos, empresarios amigos de las prebendas estatales, que desean abonar salarios esclavizantes.
¡Qué revolución de la alegría tan singular!
Máximo Luppino
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