Concebimos la educación como la capacidad de cualificar y develar los valores éticos más sublimes del ALMA humana. Esto es construir una cultura proclive a las epopeyas y actos heroicos en el contexto de la solidaridad y la bondad.
Hace más de tres décadas atrás un grupo de amigos pensó en una sociedad más justa y fraternal, sabiendo que los pensamientos que acunamos serían los que edifiquen nuestras acciones, cual un indomable arquitecto de un destino libre de hipocresías.
Soñábamos con aquella “Comunidad Organizada” del General Perón, con una comunidad donde el más humilde de los pobres pueda acceder a una educación de calidad. Entendiendo como educación de calidad a aquel sistema formativo que priorice los valores del corazón, claro que sin descuidar el desarrollo intelectual. Con esta impronta a flor de piel nació la Escuela Martín Fierro, un establecimiento anclado en el barrio Trujui, lleno de trabajadores con ganas de progresar.
En Martín Fierro los desafíos son constantes, pero el GRAN HACEDOR nos regaló un guiño, nos abrió las puertas de la esperanza para que nuestros sueños se tornen en una realidad insoslayable. Pensando que nuestra familia son nuestros alumnos, familia permanente para querernos en todo tiempo y lugar.
Piedra angular de nuestros principios fue, es y será recordarle a cada joven que es un individuo poderoso y facultado por DIOS nuestro SEÑOR para alcanzar y conquistar todo objetivo que se proponga. Que no es “más que nadie, pero que, jamás será menos que ninguno”. Con la mirada en lo alto y honrando lo maravilloso de la vida deben avanzar por la vida sin lastimar ni envidiar a hermano alguno, siempre dispuestos a tender sus manos solidarias para quien lo necesite, atentos y coherentes con las más queridas tradiciones criollas de nuestro gauchos y paisanos. Conscientes que nuestro hogar es la ARGENTINA y que la bandera es nuestra gran madre que nos guía en la lucha por ser soberanos de nuestro propio destino.
Todo joven es aceptado en nuestra institución y cuidado con el mejor de nuestros esmeros.
Nuestro mayor deseo es el de forjar junto a nuestra comunidad la construcción de un ESPÍRITU HEROICO y fuerte en la adversidad, generoso y amplio de criterios. Desear un ESPÍRITU HEROICO es una necesidad imperiosa. El camino de la vida exige resolución indómita para caminar resuelto hacia la VERDAD. Soñemos maravillas épicas, de lo contrario el gris de los pusilánimes equivocados en sus materialistas objetivos pretenderán salpicar de escepticismo nuestro luminoso derrotero.
El optimismo no es una fantasía. Es un estado de conciencia que nos vincula con nuestra divina herencia de dicha en la infinitud. ¡Ser optimista es acercarse a la belleza de la VERDAD!
Claro que en Martín Fierro estamos a favor de la VIDA SIEMPRE. Queremos ver nacer a los bebés que están en los umbrales de la luz. Respetando toda opinión, creemos en que el nacimiento es un acontecimiento de dicha sin igual. Debemos aceptar gustosos los niños por nacer. Son ellos nosotros mismos en otro tiempo, pero con idénticas ganas de vivir.
En Martín Fierro la causa nacional MALVINAS ARGENTINAS es material constante de estudio y reflexión, honrando permanentemente a nuestros combatientes que llenaron de orgullo a nuestra argentina estirpe de pueblo libre.
Abogamos porque nuestros próceres vuelvan a estar estampados con orgullo en nuestro papel moneda para recordarlos con patriótica y devocional gratitud, para reconocer que lo heroico trasciende por mucho lo material.
Deseamos recordar a nuestros más recientes héroes, nos referimos a los 44 tripulantes del ARA SAN JUAN que con “gastados” instrumentos y deficiente tecnología salieron a mar abierto a cumplir su misión de soldados de la Nación. Murieron mostrando al mundo su derroche de valentía y patriotismo, viajaron al cielo cumpliendo su misión de marinos argentinos, anhelando ver nuestra bandera ondear eternamente en nuestras islas Malvinas.
La gloriosa Vuelta de Obligado es evocada siempre en el insondable sentimiento de generosa entrega de soldados y población civil mezclados en dura batalla contra el cruel invasor.
¡Donde estén los criollos habrá libertad!
Martín Fierro recién comienza a caminar. Llevamos 33 años de un principio sin fin, de un comienzo de esperanza infinita. Somos Martín Fierro, los que jamás se darán por vencidos, los que siempre pelearán para que nuestros alumnos puedan estar dichosos en nuestra institución.
¡MARTÍN FIERRO, un indomable susurro de irrenunciable libertad! ¡Siempre adelante!
Máximo Luppino
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