Bueno es arrepentirse de nuestros actos malos e incorrectos. Viveza criolla es en Argentina guarecerse en la figura legal del “arrepentido” o “imputado colaborador” (denominado comúnmente BUCHÓN en las barriadas profundas). Para bien entenderlo es: cambiar convenientemente el antifaz, cuando te descubren, por el crucifico acongojado de arrepentido. Obrando de este modo y cantando como un barítono, entregando a tus “amigos” de tropelías, zafas de la celda.
Hoy se cuenta con una docena de empresarios arrepentidos. Ayer hacían “negocios” con aquellos a los que hoy denuncian a viva voz. El soborno y el “retorno” económico por favores recibidos se consolidó como un monstruoso cáncer en nuestra querida república.
Todos estos movimientos en Comodoro Py evidencian un poder judicial que se mueve al ritmo del poder político reinante. Las causas judiciales cobran fuerza pública en momentos críticos de la economía nacional. La corrupción no es inventada, ha sido real y palpable. Tan tangible como la inflación que está azotando a la población de la república.
“Mezclados en el mismo lodo” no existían diferencias políticas, ni grietas, mucho menos ideales, sólo ganancias espurias a costa del hambre de la gente. Desde siempre, el dinero no posee patria ni lugar de belleza.
Miles de millones robados de muchas maneras diferentes, bolsos, valijas y transferencias online a cuentas piratas de personas sin escrúpulos. Repudiables son todas las actitudes de los que saquearon las arcas públicas, pero un plus de rechazo se lleva el “arrepentido” ya que actúa como una hiena hambrienta devorando a los que a su lado delinquieron.
Los políticos pasan, los empresarios suelen quedar. Veteranos corruptos que arrebataron la sabia al árbol de la Nación, cultores del infortunio económico y desazón social.
El dólar llegó a los $31, aumentaron nuevamente los combustibles y los alimentos se alejan cada vez más de las manos del argentino medio, las tarifas de luz, agua y gas oprimen el bolsillo de la sociedad.
¿Hacia dónde nos dirigimos? ¿Cuál es el plan? ¿Hay un plan?
Vivir en Argentina es subsistir. Poner alimentos en la meza es una epopeya. El gobierno está desorientado, sin rumbo, ni criterio lógico para gobernar.
Mientras, la danza de arrepentidos llena las instalaciones de Comodoro Py con sus groseros movimientos afines al “sálvense quien pueda”. Más que empresarios y políticos, una gavilla de profanadores de la confianza del pueblo. Ladrones de trajes caros y guantes blancos, mentores del desencuentro nacional.
Esperemos con renovada confianza el 2019 y que la gente pueda sobrellevar lo mejor posible esta pesadilla que algunos dieron por llamar “nueva política”.
¡DIOS guarde nuestra Nación y bendiga al Pueblo Argentino!
Máximo Luppino
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