Toda vez que nos apartamos del sendero de la razón y el equilibrio incursionamos en la jungla de los errores y padecimientos. El mundo del pensamiento y las opiniones ajenas son constelaciones insondables, sólo el respeto profundo de las diversas ideas nos otorga la mesura para poder comprender la lógica inherente en los múltiples y variados criterios.
El ejercicio de la política requiere de gran autocontrol donde la tolerancia y la capacidad de sana persuasión deben estar constantemente presentes. “El que se enoja pierde” repetían los entusiastas parroquianos de los “mentideros” bonaerenses. Es una sencilla gran verdad.
El justicialismo ensaya salir de la crisis que lo atormenta luego del ajustado triunfo electoral de Mauricio Macri. Las derrotas dentro del movimiento del general Perón se vivieron históricamente en forma más que traumática. No obstante, la insaciable sed de poder de nuestros compañeros moviliza la voluntad para reunirse una y mil veces en busca del “agujero del mate” para establecer esa casi mágica fórmula que enamore nuevamente a la mayoría de la sociedad argentina para poder ser elegidos triunfantes una vez más.
Claro está que algunos compañeros deberían voluntariamente colocarse un “Bozal de silencio”. El fanatismo y la necedad nos pueden conducir a una nueva derrota electoral. ¿Cómo seducir a los sufragantes si se los agrede y ofende? ¿No han comprendido aún algunos atolondrados que se debe seducir en vez de descalificar y desdeñar?
Vemos con profundo dolor que algunos militantes de nuestras filas continúan reprochando a sus semejantes por haber votado a Macri. Esto es un gravísimo error que sólo favorece y potencia a las fuerzas de “Cambiemos”. Ya cerca de los tres años de gobierno de los “chicos del Newman”, el fracaso económico es angustiante, la inflación crece, el dólar es visto como un refugio natural para “perder menos”. La población está descreída del gobierno nacional.
El peronismo debe mostrar sus mejores condiciones de tolerancia, equilibrio y seguridad para forjar una doctrina económica y social que cree empleo y que devuelva la esperanza a la clase media aturdida por los tarifazos de Cambiemos.
Basta de buscar culpables en el vecino. Perdimos por nuestras propias torpezas humanas que tomaron formas groseras en el universo político. ¡Aprendamos! Si no aprendemos las lecciones del pasado NO merecemos triunfar.
Los talibanes fundamentalistas, defensores sordos de la corrupción del pasado deben silenciarse y aprender a escuchar, aceptando los desmanejos o delitos que se pudieron haber cometido.
Pensemos en el BIEN que debemos concretar para el prójimo, jamás en la revancha y en el rencor.
El peronismo puede triunfar en las próximas elecciones presidenciales, pero recordando las enseñanzas del General Perón, tres veces presidente de los argentinos: servicio al semejante y persuasión entusiasta con cariño a nuestra comunidad.
NO se odia al contrincante, se lo trasciende con mejores pensamientos y una diamantina fuerza de voluntad inteligente que brinde calma y confiabilidad al sufragante.
¿Podremos dar la difícil batalla que se aproxima?
¿Podremos trasmutar nuestras críticas en pacientes propuestas?
¡El PODER siempre demandó un alto precio en disciplinado trabajo!
Nuestro pueblo bien merece nuestro mejor esfuerzo para que la patria vuelva a sonreír soberana y libre en el canto de un pueblo feliz.
¡DIOS nos guie en los desafíos que nos aguardan!
Máximo Luppino
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