Los designios insondables de las estrellas se alimentan de la voluntad de los cielos. Más allá de mares y montañas, lo que será patente realidad en breve ya se insinúa en la aurora del porvenir. Así como la poderosa primavera pinta las flores de delicados soberanos colores, la VERDAD busca, y siempre encuentra, sus canales de expresión.
En el pasado, el pueblo reclamaba sus derechos inalienables. Entonces surgió desde el seno de los cuarteles argentinos, el General Juan Domingo Perón. Nacía el justicialismo con su bagaje de derechos a cuestas para ofrecerlos generosamente al “soberano”, a los trabajadores, a los más humildes. En síntesis, como diría EVA PERÓN, a “los descamisados”, a sus incondicionales “grasitas”. Ya nada sería igual, la luz de la conciencia iluminó a la masa trabajadora, sentían que sus derechos ya se palpaban en la Argentina peronista. Esos días que continúan siendo “los más felices de los asalariados” produjeron un quiebre histórico rotundo. ¡Las epopeyas son posibles de la mano de la doctrina del general!...
Los dueños de la tierra deseaban ser también “Dueños de las personas”, administrar sus vidas, convertir a sus semejantes en meros autómatas de producción sin derechos, para así, los ricos ser mucho más ricos y materialmente poderosos. La lucha estaba planteada, las batallas se sucederían una tras otra para que la gente pueda crecer y dar felicidad y realización a sus familias obreras.
Entre golpes dictatoriales, balas y sangre, idas y vueltas, un día llegó “Cambiemos”. Las promesas eran más dulces que la miel más pura, el optimismo se mostraba en un colorido cotillón televisivo lleno de globos amarillos.
Pero en verdad llegaba un invierno frio y cruel, destemplado y desolador para la gente. Arteros garrotazos en forma de “tarifas” magullaron la esperanza de los humildes. Las pequeñas y medianas empresas argentinas fueron castigadas sin contemplación alguna. Los clubes barriales no pueden crecer. Todo el esfuerzo es para pagar luz eléctrica, gas y agua, y mantenerse de pie ayudando a sus barriadas profundas.
En menos de tres años bajaron sus persianas, sólo en Buenos Aires, más de 5.000 lugares que vendían comida, no hay quien compre. Una desocupación que supera los 2 millones de personan y muchos más sub-ocupados que no encuentran changas para sobrevivir.
La inflación es el peor enemigo del asalariado, recordemos que el índice inflacionario del 2018 será cercano al 47%, puede ser mayor aún. El “mejor equipo de los últimos 50 años”, luego de 3 años de gobierno, NO sólo no pudo controlar la inflación, sino que cada vez se expresa en mayor escala amenazando duramente el bolsillo del empleado. Esto es un verdadero fracaso de la política económica de los “devotos del libre mercado”
Edificaron la “religión” del mercado, la más cruel creencia para los pueblos. Creen en la libertad del “Amo o Patrón” y aniquilan los derechos de dignidad de los empleados.
Las naciones NO se suicidan, tienden a crecer y ser patria de grandeza y libertad. El invierno de “Cambiemos” es la mejor propaganda para que la gente recuerde y desee la lúcida primavera del peronismo.
¡Sonríe, es primavera, el peronismo florece! Miles de charlas, reuniones y encuentros de compañeros se multiplican a lo largo y ancho de la república. El crudo sueño de las multinacionales está agonizando. Una vez más volveremos para dar esperanzas y garantías de una mesa llena de manjares a los pobres, una vez más los días más felices retornarán.
El Peronismo no acompaña ninguna expresión de violencia, nos organizamos para las urnas, para las elecciones libres. El pueblo es pacífico, traten de no abusar de su buena voluntad.
Feliz primavera de retorno a la doctrina del general, feliz reorganización de nuestras bases populares. Mucho trabajo tenemos por delante, pero la procesión ya comenzó con los primeros pasos de los más voluntariosos. El clamor popular será un susurro de AMOR para plasmar la felicidad del pueblo nuestro.
¡DIOS bendiga a nuestra patria ARGENTINA!
Máximo Luppino
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