Argentina tiene héroes. Siempre los ha tenido, desde el mismísimo amanecer de la Nación, hasta nuestros días. Muchos quedaron sepultados en la fría turba malvinense, esperando, custodiando, recordándonos que hay corazones ARGENTINOS generosos y patrióticos que dieron sus vidas por los ideales de libertad y soberanía de nuestra Nación. Otros están en el océano azul, buceando con la FE que DIOS les dio para cumplir con su deber. Estuvieron los que encontraron la gloria volando en misión de combate rumbo al SOL de su intacto honor como guerreros del aire, tuteándose con la inmensidad del espacio, camino a quedar eternizados en el muro cristalino de los HÉROES DE LA PATRIA.
En ocasiones escuchamos decir: “Argentina no posee hipótesis de conflicto bélico” Afirman esta frase hueca, mientras en nuestras Malvinas ondea otra bandera que NO es nuestro sagrado pabellón nacional.
No debemos olvidar jamás a nuestros hermanos caídos en combate, como tampoco a aquellos centauros del mar que alcanzaron la inmortalidad cumpliendo misión operacional. Nos referimos a los 44 héroes tripulantes del ya mítico ARA SAN JUAN. Estarán presentes en nuestras oraciones llenas de gratitud que elevamos con profundo afecto al señor del tiempo.
Tripulantes del SAN JUAN, al igual que los combatientes de MALVINAS, son el sostén espiritual de nuestra patria, de nuestros mejores anhelos de libertad, justicia y soberanía.
Muchos hermanos que pelearon en nuestro sur volvieron a caminar nuestras calles que fueron ingratas con su entrega y valentía. Sus corazones quedaron en Malvinas. Un soldado no descansa hasta cumplir su misión, y nuestros hombres pelearon y murieron por ARGENTINA. Hoy, en los mástiles de nuestras islas, está la bandera del usurpador, del pirata de la historia, de los ingleses. Soñamos con el día que nuestra bandera ARGENTINA reine por siempre en nuestras islas tan amadas por tantas generaciones de patriotas. Ese día seguro llegará.
Deseamos recordar a un HÉROE de Malvinas y dar las GRACIAS a TODOS nuestros soldados.
EL “PERRO” CISNERO
“¡No sé rendirme; después de muerto hablamos!”… Esta frase contundente de Cisnero, la cual honró con gloriosa y patriótica determinación, es una definición en sí misma de la entereza de carácter del sargento. Una sociedad que no sabe honrar a sus héroes está a la deriva. Una Nación que no sigue los designios de sus mejores hombres está confundida y, de seguro, inmersa en una gran crisis ética. El combatiente Cisnero poseía bien clara su tabla de valores. La patria es tan amada por ÉL como su propia familia carnal.
Mario Antonio Cisnero, nació el 11 de mayo de 1956 en la provincia de Catamarca. Apenas estalló el conflicto bélico con el usurpador británico en el año 1982 donó el 50% de su sueldo al “fondo patriótico”. Desde ese mismo momento, solicitó destino en el frente de batalla. Luego de apasionadas insistencias, se le concedieron sus deseos. Así partió el infante Cisnero, el hombre de la compañía de comandos, al seno mismo de nuestras queridas islas Malvinas. Cuando partió de la provincia de la Pampa hacia el teatro de operaciones del atlántico sur disparó una rotunda y drástica sentencia a sus seres queridos: “¡No me entrego prisionero, ganamos o no vuelvo!” …
La bandera argentina impresa en su uniforme militar representa los ideales patrióticos que “el perro” Cisnero guardaba en su límpida alma. La vida de Mario Antonio, “el perro”, Cisnero es una historia tan grande y sublime que las palabras deben respetar la adoración de un redentor silencio. Dejamos algunos de sus conceptos vertidos en su última carta: “Concédeme, oh rey de las victorias, el perdón de la soberbia. He querido ser el soldado más valiente de mi ejército y el argentino más amante de mi Patria. Perdóname este orgullo, Señor.”
¡Silencio respetuoso y profundo! En honor al “Perro Cisnero”: ¡Saludo UNO…!
Gracias hermanos combatientes. Las Malvinas son por siempre ARGENTINAS. Honor y gloria a nuestros soldados. ¡¡¡No los olvidamos!!!
¡¡¡Viva la Patria!!!
Máximo Luppino
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