El vigoroso sol riojano regalaba su plena luz cristalina de pura belleza por doquier. En especial se enfocaba en los pies del mítico cerro Velazco. Ángelo Becciu, el enviado del Papa Francisco que en nombre de su potestad terminaba de confirmar la beatificación del obispo Enrique Angelelli y de sus tres compañeros mártires, recogió la última ovación de una larga y resplandeciente mañana. En la voz llena de compasión de Becciu resonaba el pensamiento de nuestro Papa Francisco y el sentir pleno de nuestra Iglesia Católica.
“Con nuestra autoridad apostólica, concedemos que los venerables siervos de Dios: Enrique Angelelli Carletti (obispo de La Rioja), Gabriel Longueville (sacerdote diocesano), Carlos de Dios Murias (sacerdote profeso de la Orden de Frailes Menores Conventuales), y Wenceslao Pedernera (padre de familia) mártires y discípulos fieles de Cristo, de ahora en adelante sean llamados beatos”. En esos solemnes momentos de plena devoción la concurrencia oraba cual un solo corazón cargado de paz y gratitud a nuestro señor.
Además, destacamos que no se trata sólo de cuatro nuevos beatos, sino también de los primeros mártires argentinos que pagaron con su vida y su sangre el compromiso con el Evangelio y con los pobres. Los cuatro fueron ferozmente asesinados por la última dictadura. Una y otra vez, a lo largo de la ceremonia, esa lucha y esas dolorosas consecuencias serían remarcadas.
Más de 30.000 fieles peregrinaron hacia La Rioja para sentir de cerca un episodio único en la historia argentina. La Iglesia rescataba el compromiso de los nuevos beatos con los perseguidos de la más cruel dictadura que cubrió de dolor y muerte nuestro sagrado suelo patrio. Poco se dijo de los asesinos de la FE, más bien reinó lo positivo y correcto sobre el odio del pasado que la inmensa mayoría del pueblo de la Nación decidió trascender. Sólo devoción y amor surcaba los aires de la hermosa provincia.
Destacadas autoridades políticas de la Nación dieron su PRESENTE más allá de su pertenencia política. Se unieron en el reconocimiento a Enrique Angelelli. Estuvo la vicepresidenta, Gabriela Michetti, también estuvieron, además del gobernador anfitrión, Sergio Casas, los mandatarios Juan Schiaretti, de Córdoba; Juan Urtubey, de Salta, y Lucía Corpacci, de Catamarca. Si se suma la presencia del exgobernador sanjuanino, José Luis Gioja, podría hablarse incluso de una pequeña cumbre política de provincias.
Luego, a través de mensajes de Twitter, Schiaretti subrayó el hecho de que dos de los beatos son cordobeses de nacimiento: Angelelli y Murias. Del obispo trazaría, además, una semblanza significativa: “Comprometido con la defensa de la libertad y la dignidad de las personas, la justicia y la fe. Monseñor Enrique Angelelli fue la voz de los sin voz y será recordado siempre por su fuerte compromiso social”.
Era posible imaginar que en la atmósfera astral de toda La Rioja se encontraban presentes sus compañeros de ideales, de lucha, de FE cristiana, al igual que sus padres, inmigrantes italianos, que como tantos dejaban atrás la cruel guerra mundial para llegar a nuestra patria con valijas llenas de esperanzas para comenzar una nueva vida y trabajar para hacer PATRIA.
En las doradas páginas de la historia católica quedará grabada por siempre la vida llena de servicio al prójimo de los primeros mártires argentinos. Claro que ellos estaban presentes en sus espíritus portadores de inmortalidad. Los peregrinos les regalaron solemnes lágrimas saturadas de amor y devoción.
Nosotros sólo decimos gracias a la vida y ejemplo de estos cuatro mártires. Gracias, Angelelli, por ser fiel a DIOS y a tus semejantes!
Máximo Luppino
Tweet |
0 comentarios:
Publicar un comentario