Por sobre los miles de desocupados, más allá de la galopante inflación diaria, más lacerante que los millones de pobres e indigentes de la patria y del abandono de nuestros abuelos, para Cambiemos se tornó una violenta blasfemia el “dedito de Alberto Fernández”. ¡Qué llamativa y superflua tabla de valores de las huestes amarillas!
El primer debate de candidatos a la presidencia de la República transcurrió en la majestuosa y bella Universidad Nacional del Litoral en Santa Fe. Muy variadas interpretaciones de lo ocurrido afloraron en los comentarios de politólogos y periodistas. Un debate rico en lo gestual, donde el circo y la mentira mostraron sus rostros más hipócritas.
Mauricio Macri nos habla como si gobernara otra persona, otro funcionario ajeno y distante, casi opuesto en su totalidad a lo que promete que lograría en un supuesto segundo mandato presidencia. El problema para el señor presidente es que pareciera que la mayoría de la población sabe que él es el mismo que somete a la República en la pobreza más intensa que se recuerde en nuestra patria. La gente le cantó “Piedra libre” a Mauri detrás del antifaz de mentiras y promesas recurrentes que esbozó en 4 años de angustiosa administración.
Algunos comunicadores sociales y periodistas se mostraron insatisfechos por el contenido del debate presidencial. Claro, todo puede mejorar. Ellos mismos fueron los que manifestaron un exagerado horror por el reflejo gestual del docente Alberto Fernández con respecto a su dedo, ya a esta altura más que célebre. Para dar un ejemplo, el candidato del Frente de Todos le dijo a viva voz y sin tapujos “mentiroso” al presidente de la República. Esto parece no llamarles la atención, o por ignorarlo o aceptarlo ellos mismos, pero sí tildaron casi de asesino y vehemente el dedito del candidato peronista. Para algunos resultó el “dedo de Fernández” más peligroso que un 44 mágnum, cosas de periodistas comprometidos con la amarilla causa política.
Se dilapidan un promedio de 100 millones de dólares diarios para “mantener” un dólar que constantemente trepa la cuesta de su propia cotización. ¿Rendirán algún día cuentas de esta irresponsabilidad mayúscula?
La poderosa empresa alimenticia ARCOR adelanta las vacaciones a partir del 4 de noviembre a 2500 empleados. Más aún, madura la posibilidad de cerrar definitivamente algunas de sus terminales. La población nacional consume mucho menos alimentos que la consumición histórica anual. Es un indicio tremendo de la pobreza preocupante que crece día a día. En este marco de hambre imperante, con jubilados abandonados, sin capacidad de adquirir sus remedios, Macri busca su reelección ofendido por el dedito de Alberto.
Importantes dirigentes radicales, que hasta no hace mucho acompañaban a Cambiemos, hoy dialogan en forma fecunda con Fernández. Es bueno que esto ocurra, la patria debe encontrar su horizonte de grandeza. La salida es entre todos los hombres de buena voluntad.
30 ciudades, 30 propuestas, con inconsistente atuendo, manotazos de ahogados en la correntada feroz del río de la historia en las que parecen sus aguas canturriar: ¡BASTA MACRI!...
Quizás, el dedo agitado de Alberto encierre la impotencia de millones de argentinos defraudados con la política cruel de Macri. Tal vez, ese dedo no es más que una señal indicadora de que un tiempo más justo y humanista se avecina de la mano de un justicialismo amplio y patriótico, preocupado, como siempre, por los humildes de la patria.
El fin de algo horroroso y oscuro se aproxima, junto al amanecer de una nueva esperanza que nace con una impronta federal y solidaria, donde todo argentino debe ser protagonista, sin importar su creencia o pertenencia partidaria.
Argentina es nuestro hogar, así lo entiende Alberto Fernández. Más allá de todo debate y creencias, la salida es con trabajo, responsabilidad y patriotismo sobre todo.
Máximo Luppino
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