El resultado electoral de las próximas elecciones de medio término estará condicionado por hechos muy concretos y la lógica e intuitiva percepción popular de lo que estamos viviendo. Los dos primeros factores de influencia directa sobre la dirección en que se orientarán los vientos de preferencia electoral serán: 1- La capacidad de vacunación que el gobierno pueda implementar desde aquí a los días próximos al sufragio propiamente dicho. 2- La situación concreta de la economía nacional. Al decir concreta nos referimos al dinero palpable en el bolsillo de la clase media y los grandes bolsones populares. Las ecuaciones de la macroeconomía no definen elecciones, sí lo puede hacer la capacidad de adquisición de bienes de manera real y directa. El “ruido” de las monedas en los bolsillos suele despertar sonrisas hasta en el frío rostro de los residentes permanentes de los más distantes cementerios. El gobierno nacional no tiene otra alternativa que la de “inyectar líquido” económico en la mesa de los argentinos. Con dinero en la mano las ofensas se diluyen y los pecados se perdonan. Con miseria en las arcas familiares la mirada del votante se torna dura y distante, los ojos del juez se despiertan, y hasta lo correcto que una administración pudo lograr puede ser tildado de “malo” si no hay dinero familiar para superar las penas.
Claro que las voces de los pregoneros mediáticos serán escuchadas. Desde los sórdidos “refutadores de leyendas” que sólo aman lo que viene del exterior, hasta los incondicionales que creen que con voluntaristas discursos la pobreza se soluciona.
Oficialismo y oposición poseen un importante caudal de “voto cautivo” como base de la inminente, dura y desconcertante batalla electoral. Es en el tercio restante donde se definirá el ansiado resultado del solemne cuarto oscuro. Tanto los noticieros como las voces de las redes sociales comenzaron a calentar motores. Todo acontecimiento público es ya evaluado con las duras anteojeras electorales, que a esta altura de los sucesos se asemeja más a unos cascos de guerra en lucha que a un sano esbozo sincero de pensamiento independiente.
Las elecciones 2021 se presentan como un desafío ciudadano de suma importancia para el futuro de la Nación Argentina. Las noticias provendrán del mismísimo oráculo de la verdad suprema, como de las cavernas más oscuras, cunas de las mentiras y difamaciones más crueles.
Recordemos que Donald Trump exhortó al pueblo norteamericano a ingerir lavandina diariamente para salvaguardarse del COVID 19. Muchos inocentes resultaron seriamente intoxicados. Sin contar a los quemabarbijos y a los negacionistas que rechazan la veracidad de la pandemia. ¡Demasiados tontos sueltos!...
En nuestro país, la conductora televisiva Viviana Canosa instaba a ingerir dióxido de cloro a la población, llegando al extremo de ella misma mostrar en cámara cómo bebía la peligrosa ingesta para el cuerpo humano a decir de los más celebre médicos. Luego suceden atrocidades como esta que testimonian las noticias nacionales: «Una beba de ocho meses se encuentra internada en “grave estado” y con asistencia mecánica respiratoria en la ciudad de Rosario, luego que su madre le diera de tomar dióxido de cloro». Partiendo de estos hechos, lo menos que podemos y debemos hacer es escrutar delicadamente toda información y analizarla delicadamente bajo la disciplinada lupa del más austero discernimiento. No aceptemos información “masticada”…
Cada vacuna es una esperanza muy anhelada por la población nuestra que bien la merece. Además de ser un “agente involuntario” de un posible resultado electoral.
Máximo Luppino
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