El Fondo Monetario Internacional otorgó un crédito descomunalmente gigantesco a nuestra Nación, pero en verdad su propósito fue el de financiar la posible reelección de Mauricio Macri, el peor presidente de la democracia de nuestro país. Esta afirmación parecería temeraria si no fuera por el hecho incontrastable de que el mismísimo FMI reconoció este funesto propósito llevado adelante por el internacional organismo de crédito.
El FMI aspiraba otro mandato de Macri para ajustar despiadadamente los grilletes de esclavitud y pobreza que Mauricio, Vidal, Larreta y “Cambiemos” sometía al pueblo argentino. Macri, a pesar de los 45.000 millones de dólares para su personal campaña no fue reelecto. El pueblo una vez más recurrió al peronismo para recuperar dignidad y derechos. Ahora resulta que toda la población de la República debe pagar un “préstamo usurero” otorgado a un grupo de delincuentes financieros de “guantes blancos” y oscura conciencia.
Sucede que es más probable que un caníbal se torne vegano de la noche a la mañana que un liberal comprenda el sentido real del patriotismo.
El mundo continúa padeciendo los estragos de la pandemia, el FMI en vez de facilitar vacunas al mundo sumergido en la extrema pobreza continúa oprimiendo a los países deudores de fortunas que contrajeron en muchos casos gobernantes serviles del imperio dominante. ¿No comprendemos aún que el planeta es uno y que la pandemia debe ser superada con vacunación total tanto sea de países ricos como pobres?
Lo último que necesita el mundo es una guerra. Rusia no debería invadir Ucrania, así como EEUU y la OTAN deberían dejar de cercar y acosar a Rusia.
El FMI en realidad no presta dinero. Más bien, cual usurero despiadado dicta pobreza, enfermedad y muerte para los países que el monstruo financiero dice socorrer. Recordemos entre otros casos el sufrimiento de Grecia debido a las fórmulas hacedora de pobreza del FMI.
Mauricio Macri debería ser enérgicamente juzgado por el crédito solicitado con suma irresponsabilidad, sabiendo el “chico Newman” que Argentina no podía hacer frente a tal gigantesca deuda mal contraída.
Sería buena idea convocar a un plebiscito vinculante para saber lo que opina el pueblo sobre el “crédito” demencial que Macri solicitó para fines personales y sectarios. La democracia moderna requiere cada día más vinculación directa de los ciudadanos en aspectos tan trascendentes como el de la relación con el FMI.
Como ya lo manifestamos en múltiples oportunidades, apoyamos la decisión de Alberto Fernández de establecer un diálogo y un plan de pago de los compromisos económicos establecido, pero sería loable que muchas fortunas mal habidas de mandatarios fueran tomadas para pagar parte de la deuda. Siempre y cuando se compruebe fehacientemente el latrocinio de fortunas realizadas a costillas del esfuerzo del pueblo humilde que trabaja sin descanso sin poder mantener con dignidad a su familia.
El FMI es el brazo rastrero y codicioso del imperio yanqui. “Presta dinero” para someter y dominar, sin interés alguno de estimular desarrollo industrial y educación universal para todos.
EEUU, Rusia y China poseen hoy una responsabilidad mayúscula. Es la de mantener la paz mundial y facilitar el progreso del planeta, de lo contrario nos quedaremos sin hábitat, sin hogar planetario.
No es momento de “juegos de guerra”. Son horas de modificar para bien los horizontes humanos y poner en proa al tan necesario Bien Común.
Máximo Luppino
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