Ayer el amo azotaba a sus esclavos con el vigoroso e infame látigo que desgarraba la piel del aprisionado. Hoy, el dólar al igual que aquel viejo látigo, flagela impiadosamente a las familias de nuestra patria. El verde billete es manipulado por crueles especuladores generando zozobra inflacionaria en los alimentos de los argentinos.
Un duro invierno amenaza con profundizar su frío congelante sobre la mesa despoblada de las familias de la Nación. Nuestra democracia está siendo atacada por las finanzas extranjeras y la ambición materialista de los que mucho ganan y desean obtener tanto dinero en cifras como las que ya no pueden contar.
El dólar en verdad representa cadenas más esclavizantes que las de los señores feudales.
Especular con la divisa estadounidense significa alguna ganancia hoy y muchas penurias para un largo mañana.
Unos acumulan millones incalculables, otros luchan por un pedazo de pan para poder masticar esperanzas de una comida mejor en un futuro que les parece cada vez más lejano.
Las batallas se pierden y ganan en instancia primera en el universo de los pensamientos. El desánimo es pregonero de una derrota segura. La seguridad en nosotros mismos y la idea de que seremos bravos guerreros en el campo del honor nos predispone a un triunfo seguro. Debemos aprender a confiar en nuestra moneda, en nuestra historia, honrando el corazón de nuestros próceres y héroes. Así venceremos al enemigo que escondido tras una moneda tirana pretende hacer sucumbir los mejores sueños de los habitantes de nuestra República.
El gobierno de Alberto Fernández y Cristina Fernández debe tomar medidas drásticas y ejemplificadoras. Ya las mejillas están laceradas de tanto ofrecerlas cristianamente al opresor.
Nada más triste que acariciar la oportunidad de ser útil y eficiente y desperdiciar el llamado del destino por dudas propias o inculcadas. El transcurrir del tiempo no espera a nadie, avanza a pasos redoblados hacia una eternidad que ya conoce y le es familiar. Mientras, nosotros navegamos en las penurias de aguardar que el “capitán del barco” conduzca a la Nación a las playas del bienestar.
Claro está que para “hacer tortillas hay que romper algunos huevos”. Que sea rápido, querido Alberto, porque los oligarcas están haciendo “puré” a los humildes de la patria.
¡Estamos en este dilema gastronómico: hacemos tortillas o nos hacen puré!
Sabido es que jamás se puede “quedar bien con todos”, menos aún con los que someten a nuestro pueblo.
El orden constitucional debe respetarse inquebrantablemente. Esta sentencia democrática debe aplicarse siempre, nos guste o no el gobierno de turno.
Desde el infierno mediático se escuchan voces de desaliento, frases infames y mentiras a granel, buscan la disolución de la patria. Es obligación ciudadana cuidar a todo gobierno elegido democráticamente y encumbrar la Constitución Argentina.
Ayer, al látigo malsano lo esgrimían los dueños de los castillos. Hoy, el FMI es el instrumento del imperio déspota que a través del dólar desea ponernos de rodillas.
Confiamos plenamente en el espíritu de San Martín y Belgrano junto a los demás próceres de la Nación que con su diamantino saber lanzarán luz sobre nuestros angustiantes días.
Los habitantes de nuestra patria tendrán pronto días de bonanza y progreso sin igual.
¡DIOS cuida nuestra Argentina!
Máximo Luppino
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